Share this story


 | Por Candace Bryant-Lester y personal de FAITH Catholic

Mantener la sencillez con ‘nuestro pan de cada día’

Sabemos lo que la Iglesia nos llama a hacer durante la Cuaresma:

Ayunar, rezar y dar limosna. Quizá sintamos en nuestro corazón que estamos preparados para mejorar nuestra vida de oración y realizar obras de misericordia durante las próximas semanas. ¿Pero ayunar? Eso ya es otra cosa ...

Según la práctica actual de la Iglesia, tanto el Miércoles de Ceniza como el Viernes Santo son días obligatorios de ayuno y abstinencia (es decir, abstenerse de comer carne), asimismo, los viernes de Cuaresma también son días obligatorios de abstinencia. Si esto te parece mucho pedir, ¡recordemos que, en un momento de la historia de la Iglesia, el número de días destinados al ayuno y la abstinencia era superior a 100!

Los ayunos negros, o ayunos estrictos que consisten en una comida vegetariana al día por la noche, sin huevos ni lácteos y una pequeña cantidad de agua, eran la norma en la Iglesia primitiva hasta el siglo VIII. Y según Santo Tomás de Aquino, que escribió en el siglo XIII, la Semana Santa era un tiempo de ayuno más intenso, consistente en comer sólo pan, hierbas, sal y agua.

El pan de sartén con romero y sal marina que presentamos aquí para la Cuaresma sólo añade un par de ingredientes más. Las instrucciones no son difíciles y no es necesario amasar. Acompañado de una sopa sencilla, este tipo de comida del viernes de Cuaresma puede servir como recordatorio de lo que la Iglesia nos llama a hacer durante estos 40 días:

“Durante la Cuaresma, buscamos al Señor en la oración mediante la lectura de la Sagrada Escritura; servimos dando limosna; y practicamos el autocontrol mediante el ayuno. Estamos llamados no sólo a abstenernos de lujos durante la Cuaresma, sino a una verdadera conversión interior del corazón, mientras tratamos de seguir más fielmente la voluntad de Cristo” (USCCB, What is Lent? [¿Qué es la Cuaresma?]).

Tanto si horneas este pan sin amasar para tu familia como si se lo ofreces a un amigo o a alguien necesitado, abraza el propósito y la misión de la Cuaresma; además, procura hacer la voluntad de Dios con mayor fidelidad.